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CANCER & BEAUTY

miércoles, 2 de abril de 2014

Inspirada hoy en la tienda de perfumes,a que olemos?

Los seres humanos también nos comunicamos a través del tacto, del olfato y en algunas ocasiones a través del gusto.

Desgraciadamente, las personas subestimamos  la importancia de la nariz como receptora de mensajes. En realidad, somos tan reacios a olernos unos a otros que muy bien podríamos suprimir el sentido del olfato .
Es innegable que somos una sociedad super desodorizada y parece ser que cada año, los agentes de propaganda descubren un nuevo olor del cual nos quieren librar. Vivimos temerosos del mal aliento, del olor corporal, de los olores en el hogar, de los olores genitales -a pesar de que es bien sabido que cualquier animal que se respete sabe que este tipo de olor es agradable y resulta favorable a las relaciones sexuales-. También parece existir una definida tendencia a reemplazar los olores naturales por otros elaborados por el hombre, es decir perfumes, lociones para después de afeitarse y otras cosas semejantes. Debemos admitir que hay algo de grotesco en el empeño que mostramos las mujeres en librarnos de nuestros olores biológicos y desodorizar hasta el último rincón del cuerpo, para volver a untarnos luego con un perfume elaborado con la almizclada fragancia sexual de algún otro mamífero más sabio.
Leyendo un artículo el otro día decía,
¿Por qué los norteamericanos se preocupan tanto por los olores humanos? Probablemente es nuestra inclinación antisensual decían, sospechamos de los placeres de los sentidos porque forman parte de los placeres del sexo. Sin embargo, de todas las experiencias que nos acometen, el ruido y el olor son las dos más irresistibles Un individuo puede cerrar los ojos, puede negarse a tocar o a comer pero tiene serios problemas para tratar de evitar los ruidos producidos por terceros o para tratar de cerrar su nariz a los olores. La famosa antropóloga  Margaret Mead ha llegado a sugerir que la famosa mezcla étnica de los Estados Unidos puede ser culpable en parte de la fobia contra los olores que tienen los norteamericanos. En este país, diferentes grupos de personas que comen diferentes alimentos, viven de diferente manera y hasta tienen diferente olor, habitan en inmediata proximidad y frecuentemente sin mucha ventilación. Los olores extraños han sido siempre más difíciles de tolerar y los norteamericanos resultan muy sensitivos frente a ellos. En los primeros relatos de los pioneros del Oeste, ellos, se quejaban de que no solamente se sentían cercados ante la sola vista de vecinos que vivían en la otra colina, sino que también el olor de la comida que éstos preparaban y que el viento arrastraba a dos o tres millas de distancia los ofendía.
No todas las culturas son tan "antiolor". Los árabes, reconocen que existe una relación entre la disposición personal y el olor. Los intermediarios que conciertan un casamiento árabe normalmente toman grandes precauciones para asegurar un buen encuentro. Frecuentemente, piden "oler" a la presunta candidata y si "no huele bien", la rechazan, no tanto en base a una cuestión estética, sino porque hallan en ella un olor residual debido al enojo o el descontento. Más aun, para los árabes los buenos olores son agradables y una forma de verse comprometido a otra persona. Oler a un amigo no sólo es apropiado sino aconsejable, puesto que negarle el aliento, sería actuar como si se tuviera vergüenza. Los norteamericanos, por otra parte, acostumbrados como están a no respirar en la cara de la gente, automáticamente transmitirán una sensación de vergüenza a los árabes mientras tratan de parecer educados.

En Balí, cuando los amantes se saludan, respiran profundamente en una especie de "olfateada amistosa". Entre los componentes de la tribu Kanum-irebe en Nueva Guinea del Sur, cuando dos buenos amigos se separan, el que se queda, algunas veces toca al amigo que se va en la axila, para tomar aire del olor de él y frotárselo a sí mismo.
El sentido del olfato tiene una enorme importancia entre la mayoría de los animales. Les indica la presencia de enemigos y los excita ante la presencia de ejemplares del sexo opuesto. Sirve para delinear el territorio de cada uno, les permite seguir al rebaño si se han perdido, e identificar el estado emocional de otras criaturas. El sentido del olfato incluso funciona eficientemente en el mar. Se dice que es lo que guía al salmón cuando va a desovar. 
El hombre no tiene el sentido del olfato tan desarrollado como otros animales; como era una criatura acostumbrada a trepar a los árboles, aprendió a confiar en sus ojos más que en su nariz. 

No hay duda de que la mayoría de nosotros le restamos importancia al significado del sentido del olfato, tal vez Porque en cierto modo le tememos. Los olores tienen una capacidad casi legendaria de despertar recuerdos. Además, la frivolidad, el sexo y los perfumes parecen marchar de la mano. La prueba más concluyente de esta afirmación que podemos presentar consiste en el empeño que pone nuestra sociedad, que de muchas maneras sigue siendo puritana, en tratar de eliminar vanamente los olores naturales del cuerpo humano.

PD: al final he terminando comprándome Eau de Narciso Rodríguez ... El olor a talco y limpio me ha vuelto loca.

Salu Catala 

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